Juguemos en lo que queda del bosque
Barcelona, 2004, La Tete
Salto a Barcelona, luego de la experiencia de vivir unos meses en Puigcerdá, donde en un hotel hice todas las camas que me había negado a hacer en mi vida. El resultado de aquel trabajo alienante + las bellas vistas de los pirineos catalanes = jugar seriamente al arte con una exposición en un acogedor local del Gótico.
